Me
miré al beber la hierba negra
del
daguerrotipo arrancado a tientas,
deshaciéndose
en múltiples grietas
como
una boca intempestiva
que
no para quieta.
Me
encerré en mi habitación,
y
a lo largo de lánguidas horas
mis
versos se condensaron
como
cuaja el apio junto al río.
Y
cuando leí el fruto de mi meollo,
unas
pocas estrofas de imponente retoño,
de
mí se apoderó una vaga sensación
de
orgullo y bienestar.
Mis
males se fueron para dejar sitio
a
otros fuegos.
Hostalric, noviembre/diciembre de 2011.
Texto de Jordi Rodríguez Serras.
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Nota: Creo recordar que estos versos fueron concebidos a finales del año pasado, o puede que un pelín antes, tal vez por noviembre... bueno, tanto da. Hummm, tengo la certeza que, con el tiempo, he ido escribiendo menos poemas (en todo lo que llevo de 2012 mi colección no supera las veinte páginas) pero en contraste al menos son más depurados (y agradables a la vista).
A tus biógrafos no les dará igual, jaja. Poema metapoético, éstos son de los que te ponen en clases de teoría de la literatura...
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