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lunes, 7 de mayo de 2012

¡Prosa! ¡Prosa! · La azada vital




Hay poetas sin fortuna que, por tontería, adoptan la manía de llamar ''aquilón dulce de luna'' a la amada. Hace unos años (no muchos), tal vez yo mismo les dedicaría vítores a estos poetas que creen en la ambrosía de sus plumas para encandilar a las damas, pero hoy por hoy, soy unos años más viejo que aquel muchacho mediomudo y, por ende, más experimentado (en algunas cosas, como no). Algunos de los pocos que lean este artículo pensarán ''¿a qué viene esta tontería? ¿dónde está nuestra ración semanal de poesía?''. Pues uno piensa mucho en muchos asuntos de la vida, y aunque sea cachorro en otras, ya se me empieza a despertar un aliento de zorro en el gaznate.

¿Hora de pasear? 

No es malo considerar un amor (hombre o mujer, seamos amplios de miras) como si éste fuera algo mitológico o legendario, hasta es bueno, pues traza la línea de la inmadurez más cándida y bonita a la pureza, igualmente preciosa pero ya exenta de ambigüedades. Es normal que un poeta novel, de unos quince, dieciséis o diecisiete años vea su amor como una rama de oro, o un árbol azul entero, clavado en medio de un claro suntuoso. Descripciones así siempre son interesantes de leer y muy originales y creativas (¡qué digo, yo, que he escrito de eso!), pero cuando un servidor (no necesariamente yo) reflexiona -reflexionar y vivir es la base de Buena Poesía-, llega a pensar que todo lo anteriormente dicho, casi todo, es mentira. Tantas palabras y elogios no proporcionan premios o Amor, son los hechos, y las palabras, perfectamente hilvanadas en su momento justo, son las que  ganan el corazón (no siempre! ¡¡No hagáis caso de este loco que no sigue sus propios consejos!!).

Leí hace un tiempo un antiguo poeta asturiano, Vital Aza (1851-1912), se llamaba. No riáis del nombre y apellido de un buen hombre, no es el único que tiene -o tenía- un nombre artístico por nombre de pila. Recordamos Amado Nervo (1870-1919), aquel amoroso mexicano que llenaba los huecos de su vida con perlas negras.

Os dejo una parte del legado vitalazenco, es decir, un poema de Vital Aza:

Hay poeta sin fortuna
que al escribir su pasión,
habla del fiero aquilón,
de los rayos de la luna,
de la pálida laguna
–espejo donde se mira
la hermosa entre las hermosas–
y en fin, de otras muchas cosas...
y casi todas mentira.
¡Y así escriben a su amada!
       ¡Qué bobada!
¡Más que pasión es manía!
       ¡Sí, señor!
¡Menos, menos poesía,
y más, mucho más amor!


3 comentarios:

  1. La paradoja del poeta, que critica la poesía poetizando...
    Ep, mañana se te convoca al Comiat de 2n de BAT a las 19 horas, que lo sepas.

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    Respuestas
    1. ¡Qué se pare el mundo un momentín! que me apeo.

      ¿No estaba programado el Comiat para el viernes? ¿Mañana es?

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  2. Viernes, en viernes... la edad, ya sabes.

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a todo herman@ poeta.